La pandemia ha impactado en nuestras vidas marcando un antes y un después; ha modificado nuestras pautas de comportamiento, la forma de manifestar afecto a nuestros seres queridos se ha visto modificado por un agente externo del que no teníamos referencias previas, y del que hemos ido aprendiendo `sobre la marcha´, a prueba de ensayo-error; lo que ha generado estrés, miedo, ansiedad, preocupación o desesperanza; emociones que mantenidas durante mucho tiempo, pueden afectar a nuestra salud psicológica.
¿Cómo puede la psiquiatría y la psicología hacer frente a este nuevo reto?
Las etapas de confinamiento y postconfinamiento han producido un aumento en el número de patologías psiquiátricas, sobre todo en tres áreas específicas: trastornos de ansiedad, trastornos de tipo depresivo y patologías relacionadas con el estrés.
Además, hemos visto cómo personas con trastornos mentales previos empeoraban. Son muchos los profesionales del ámbito de la salud mental que ya hablan de la `epidemia paralela´, para hacer referencia a estas patologías. El miedo a contagiar y/o a ser contagiados, conlleva a prestar atención a la salud mental, ahora más que nunca. Hemos visto cómo el sector de la salud también ha tenido que reinventarse, aportar nuevas respuestas; incluir nuevos protocolos, nuevos recursos digitales; como la la asistencia telemática para facilitar la comunicación y priorizar a los colectivos más vulnerables, que presentaban trastornos previos de la COVID-19. Grupos que pueden presentar nuevos síntomas, o agravar sus patologías previas que afecten a su bienestar. Por ello, muchos especialistas apuntan a que el campo de la salud mental es el que mejor se adapta a este cambio al no ser necesaria, siempre la exploración física. Otra cuestión sobre la que incidir es la prevención y detención precoz de este tipo de trastornos. Por eso, uno de los retos pasa por conseguir cohesionar el tejido sociosanitario con el psicopedagógico. Muchos especialistas apuntan la capacidad vertebradora para integrar a profesionales de Atención Primaria, psicólogos, psiquiatras y trabajadores sociales.
Por eso queremos compartir unos consejos para que puedas gestionar este tipo de situaciones:
- Márcate una rutina. Hacer una lista de actividades diarias realistas te ayudará a conseguir una sensación de seguridad y control. Celebra cada tarea o meta que cumplas y así reforzarás tu sensación de felicidad.
- Incluye hobbies que te hagan sentir bien, disfrutar, como: la pintura, la lectura, el cine, las series, la música. Intenta no utilizar tu teléfono antes de dormir, porque la luz azul del teléfono hace creer al cerebro que aún es de día.
- Mantén un horario de sueño reparador que te ayude a afrontar el día siguiente con energía. Si puedes desactivar las notificaciones del teléfono, mejor.
- Escucha tu música favorita.
Practica meditación o lleva a cabo unos minutos de respiración consciente, pueden ayudarse a manejar y aceptar lo que estás sintiendo. Expresar tus emociones y también libera tensiones, y estrés.